Hay novedades en el polo de cultura y lugar de encuentro del Parque Vacacional Piriápolis de AEBU. Esta vez el encuentro será con la memoria de Eduardo Mateo, que en vida fue un cantautor de culto rodeado por un núcleo de fieles seguidores, en su mayoría músicos. Tras su temprana muerte sus canciones se hicieron más conocidas y muchos grandes intérpretes se reconocieron como herederos. Hoy se encuentra firmemente instalado en la historia de nuestra música y es reconocido como el fundador del candombe beat.

Hace más de 30 años que surgió por primera vez la idea de realizar un testimonio fílmico sobre su vida y sus andanzas musicales. Como explicara Pablo Delucis en un comentario para Cartelera, «la idea de este documental surge hacia 1989, cuando Horacio Buscaglia —coautor con Mateo de uno de sus temas más conocidos, Príncipe azul— iba a ser el director de una película que no llegó a concretarse. La idea siguió en la mente de quien iba a ser el productor, Daniel Charlone, y tras muchas idas y vueltas —y luego de que algunos cineastas declinaran del asunto— el proyecto toma fuerza nuevamente en 2011. La dirección pasó a estar a cargo del propio Charlone, mientras que Andrés Torrón y Marcelo Casacuberta serían integrantes importantes del equipo».

En este documental están presentes numerosas figuras de primer plano de nuestra música, entre las que se destacan Jaime Roos, Ruben Rada, Fernando Cabrera, Hugo Fattoruso, Wilson Negreira y Alberto Mandrake Wolf. Todos ellos se presentan entrevistados por Andrés Torrón y dan testimonio del magnetismo inspirador de Mateo. También tiene gran destaque en el film otro entrevistado por Torrón: el excelente musicólogo y crítico Guilherme de Alencar Pinto (autor del documentado libro biográfico de Eduardo).

Tal como lo afirma Delucis, en el film «testimonio tras testimonio el interés se sostiene, ya que Charlone y el equipo editor —compuesto por Mauro Sarser, Thiago Silva y Pablo Banchero—intercalan de manera por demás eficaz las palabras con esas versiones antológicas de temas hechas para la ocasión. Además del valor estrictamente musical, los gestos y las emociones de los músicos —en muchos casos imbuidos de una particular magia— son captados de manera por demás sensible por la fotografía de Marcelo Casacuberta».

En resumen, para todos aquellos seguidores de la programación del polo de cultura y lugar de encuentro, que funciona en el Parque Vacacional Piriápolis de AEBU, esta proyección es una cita imperdible.