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Juan Barbaruk: «Yo he vivido por AEBU»

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Juan Barbaruk: «Yo he vivido por AEBU»

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Pocos pueden resumir su vida con una frase como la del título. Así lo hizo Juan Barbaruk, exadministrador de AEBU a los 94 años, al recordar su trayectoria unida al sindicato.

Integraba el equipo del arquitecto Rafael Lorente y se incorporó a la obra desde el inicio como sobrestante. Más tarde fue conserje del edificio y pasó luego a administrarlo hasta su retiro, en 1992. Un tiempo suficiente como para acumular recuerdos al por mayor.

«Con el Flaco [Carlos Gómez, expresidente de AEBU] éramos como hermanos», dijo a Portal AEBU mientras se le iluminaba el rostro. «Gómez y Marotta [Antonio, ex secretario general] fueron unos personajes realmente ideales, pero el Flaco Gómez era especial». Junto con ellos atravesó la etapa de la dictadura «que fue un desfile permanente: se llevaron a todos los dirigentes y el sindicato terminó conducido por sus suplentes». Barbaruk, por su parte, no sabe si estuvo más tiempo detenido que trabajando. «Me tocó en suerte la más fea».

Pero en esas circunstancias ingratas resplandecen los hombres y esta fue, con sus apremios y sus dolores, la que con más cariño recuerda. Le tocó en su época comandar a un grupo de funcionarios que trabajaron disciplinadamente y generaron con el paso del tiempo una cultura transmitida a sus sucesores. «Se sembró una conducta de responsabilidad, y más teniendo en cuenta el momento que se vivía. AEBU era un sindicato y cada cosa que se hacía tenía que mostrar una actuación acorde con sus principios fundamentales». 

Sin dinero pero con inventiva

Ya entrada a funcionar la máquina de los recuerdos, Barbaruk citó uno de los momentos difíciles vividos durante su administración: «De la noche a la mañana nos cortaron los víveres. Los bancarios tuvieron, a lo largo de muchos años, el descuento de la cuota gremial por planilla. Era un ingreso fijo todos los meses que se perdió de golpe». Lentamente, con mucho esfuerzo, se estableció un sistema «tipo hormiga» de cobranza que permitió ir recuperando ingresos y se llegó a una etapa de estabilidad.

«No puede decirse que el dinero sobrara, pero nos permitía hacer muchas obras y dar numerosas ayudas. Se ayudó mucho al movimiento obrero. Si bien en determinado momento la asfixia económica fue importante, también fue muy importante la ayuda que se dio el propio gremio organizando actividades culturales que, de alguna manera, motivaban ingresos. Eso permitió ir ‘tapando los agujeros’ y continuar llevando todo adelante». Y a la vez ayudar al movimiento sindical «desde el punto de vista económico y desde el punto de vista moral». 

Pulmón para la cultura y el deporte

Por ese entonces «mucha gente se afilió al Sector Deportivo [hoy Club Deportivo AEBU] no con el fin de utilizar sus instalaciones sino procurando dar apoyo económico a la institución, gente que siguió siendo socia y nunca pisó el gimnasio, pero estuvo siempre ayudando».

Por esa época la alianza con Cinemateca Uruguaya permitió rentabilizar la Sala Camacuá mediante su utilización para proyecciones cinematográficas. Esta funcionó durante muchos años bajo el nombre de Estudio 1. «Se trató de una colaboración muy importante», y se apoyaron mutuamente «porque desde el punto de vista gremial no pensábamos distinto». 

No solamente funcionaba Cinemateca en AEBU, sino que permanentemente se realizaban actividades «para mostrar a una institución que vivía». Y cuanta más vida tuviera el sindicato y a más gente involucrara más difícil sería atacarlo y cerrarlo, como se hizo con tantos en esa época.

Una de esas iniciativas que ‘daban vida’ fueron los Juegos de Primavera. «Eran todo un acontecimiento. Todos los años gente muy inteligente como el profesor Ricardo Piñeyrúa —desde la dirección del Sector Deportivo— imaginaba un montón de actividades que, además de los deportes y la recreación servían como mensaje de que algo vivía, y eso era la Asociación de Bancarios».  

Recordando a Jorge Esmoris y su murga la BCG formada en AEBU y a Eduardo Larbanois también muy cercano al sindicato (quienes durante esta semana volvieron para unirse al festejo de los 50 años del edificio), Barbaruk enfatizó que «AEBU abría sus puertas a toda actividad cultural que estuviera dentro de los márgenes de la ley y lo hacía incluso con una inversión financiera, porque en muchos casos había que ayudarlos económicamente». 
      
Y para el fin dejamos un resumen vital: «Yo he vivido por AEBU. Allí he concentrado toda mi actividad desde el punto de vista deportivo y cultural. La actividad que hice en toda mi historia, si se le puede decir historia, estuvo ligada a los principios de AEBU: primero ser sindicalista, que eso era fundamental, pero además mantener los principios sindicales».