Un núcleo importante de trabajadores se ha incorporado al uso de sus instrumentos y nuestra economía se ha hecho considerablemente más transparente. Numerosas transacciones que antes no quedaban registradas ahora son visibles, disminuye la evasión y se reparten las cargas impositivas.

El crecimiento acelerado del uso de las tarjetas —especialmente de las de débito— es el que ha permitido, por el mayor número de transacciones, abaratar su costo unitario.

La entrada en vigencia de la rebaja acordada entre los emisores y el gobierno fija en 1,5 % el arancel de las tarjetas de débito y en 4 % el de las de crédito. Esta reducción beneficiará en primer lugar a los comerciantes que reclamaban la rebaja y aún rechazaban el uso de tarjetas en algunos casos. En segundo lugar, y de manera indirecta, también significará una ventaja para los consumidores, al disminuir los costos comerciales.

Este proceso de reducción de aranceles —que aún no ha terminado— significa una confirmación de la posición de AEBU en defensa de esta ley, para cuya elaboración entregó sus análisis técnicos y luego los respaldó con pronunciamientos públicos.