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Sala Camacuá está cerrando su segundo año de trabajo desde la reapertura y el balance es que 2017 fue un año de crecimiento a nivel artístico y social. 

A diferencia de lo ocurrido en 2016, este año nuestra sala de espectáculos logró consolidarse y ser un espacio de referencia para varios músicos locales y de afuera. En diálogo con Radio Camacuá, Guillermo Pastor —responsable de su gestión— explicó que se creció en diversos aspectos: «en calidad, en convocatoria y en cantidad de espectáculos». Asimismo, uno de los puntos más destacados es que se han profundizado «ciertos roles sociales, que, en cierto sentido, habían sido diferenciales en la historia de la sala y en la historia de AEBU». 

A modo de ejemplo, Pastor detalló un acuerdo generado con una organización social que trabaja con niños, niñas y jóvenes del barrio Villa Española.  A partir este convenio tuvieron a su disposición las instalaciones de la sala para poder «utilizar el arte como un canal de inserción en el mundo adolescente, en el mundo del disfrute».  

Asimismo se realizaron actividades en acuerdo con otras organizaciones, como Bienestar Universitario de la Universidad de la República. Fue en este marco que el cantante, compositor  y musicólogo Numa Moraes  presentó un trabajo que venía realizando en el marco de los talleres de Bienestar junto con el recientemente fallecido Washington Benavides. La convocatoria fue total. 

Para Pastor el desafío en 2018 es profundizar este tipo de acuerdos y fomentar el desarrollo de actividades culturales de otra índole, como lo fue la presentación del libro Zelmar Michelini: razones de una conducta. Acción y pensamiento, coordinado por el historiador Gerardo Caetano.   

De referencia

Este año más de un espectáculo transcurrió con localidades agotadas, e incluso algunos artistas llegaron a sumar presentaciones. 

«Espectáculos que antes tenían la idea de ir a otras salas, en varios casos optaron por la Sala Camacuá», detalló Pastor. En este sentido mencionó a Milongas Extremas, que agotó funciones. O el artista norteamericano Chris Cain quien «las dos veces que estuvo en Uruguay estuvo en Sala Camacuá por sentirse muy cómodo en el formato de la sala».  

En cuanto a la importancia que tiene el espacio Camacuá, Pastor enfatizó la necesidad de trabajar en la línea de generar hechos que el día de mañana puedan pasar a la historia. Y en esta línea de pensamiento calificó como «visionarios» a los que pensaron un edificio con estas características en la década del 60.

Sin embargo «los responsables de generar anécdotas —y no solo de contar que Viglietti estuvo acá, que dio su conferencia cuando vino— ahora somos nosotros», reflexionó. «Nosotros los que ahora tenemos que pasar raya y empezar a generar historia con todas estas bandas, para que, dentro de 20 años, cuando estén en la cima de la propuesta cultural del Uruguay, quede en el recuerdo su pasaje por nuestra sala», señaló Pastor.