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¿Cómo nos afecta la tecnología?

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¿Cómo nos afecta la tecnología?

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Una investigación de la CTA da cuenta sobre los efectos de la tecnología en el sistema financiero, las formas de las que ha sido abordada por el sindicato y estrategias colectivas posibles.

La Comisión Técnica Asesora de AEBU (CTA) produjo un estudio sobre los efectos en el trabajo y las relaciones laborales de la incorporación de tecnología en el sistema financiero, con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert en Uruguay (FES).

Esta temática ocupa al sindicato “desde hace décadas” debido a que el financiero es un sector “que incorpora muchísima tecnología y que siempre ha utilizado ese recurso no sólo para ampliar sus mercados, sino también para bajar sus costos y sustituir mano de obra”, explicó el economista Aníbal Peluffo, de la CTA. 

“Por eso para AEBU siempre fue muy importante calibrar esos fenómenos, que también tienen una afectación sobre el poder político de los sindicatos”, afirmó. Es que la tecnología afecta también la posibilidad de los trabajadores de “incidir en la actividad y tomar medidas para lograr sus objetivos”.

Pasado, presente y futuro

Sobre fines de 2018 se empezó a colocar el foco en este tema y comenzó un proceso investigación que se propuso observar de qué manera se había posicionado el sindicato en el pasado frente a algunos hitos relevantes sobre la incorporación de tecnología desde la perspectiva de la teoría de los recursos de poder.

La primera etapa fue un diagnóstico, que coincidió con la pandemia por covid 19, algo que “fue un lindo desafío para la investigación” porque “implicaba tratar de entender como la tecnología se había acelerado y cómo había impactado en ese tiempo”, contó Peluffo.

“AEBU es un sindicato que logró percibir de manera muy temprana los efectos de la tecnología”, afirmó el licenciado en Desarrollo Federico Lacaño, también integrante de la CTA. “Identificar diferentes canales por los que la tecnología puede afectar al sindicato, en primer lugar cómo puede afectar la cantidad de trabajadores y la cantidad de horas que le destinan a sus tareas” pero también tener en cuenta otros aspectos como “los sistemas de previsión social” o como “se pueden erosionar los recursos de poder del sindicato”.

Según el estudio, “ya desde la década de los 80 AEBU comenzó a desarrollar una serie de acciones en la línea correcta en materia de incorporación tecnológica” y de “enfrentar efectos adversos que tiene la tecnología sobre los trabajadores y la organización sindical”. 

Luego del diagnóstico, la siguiente etapa fue “pasar a la acción” y “trazar una estrategia” con el sindicato para “poder pensar lo que se viene” con respecto al cambio tecnológico y cómo afecta a los trabajadores.

El marco teórico

El enfoque de los recursos de poder es un recurso teórico sobre desarrollo que tiene su origen en la Europa de la posguerra y que “viene a desafiar la idea del declive sindical”. 

Los investigadores explicaron que la teoría plantea en resumen que “los sindicatos siempre disponen de las capacidades para actuar de forma estratégica” por lo que es “sumamente importante” que las organizaciones “logren identificar cuáles son los recursos de poder que disponen”. Desde este lugar, identificar de qué manera pueden utilizar estos recursos para “alcanzar sus objetivos”.

Este enfoque, explicó Lacaño, “permitió hacer la vista atrás de cómo se posiciona AEBU, con qué acervo cuenta en recursos de poder y cómo los utilizó para tomar acciones en línea con lo que el sindicato quería”.

“Polarización del empleo”

El sector financiero tiene condiciones especiales que hacen que sea uno de los rubros pioneros en incorporación de tecnología y automatización de procesos. “Lo que se provee es un servicio, que prácticamente se puede digitalizar por completo”, explicó Peluffo. “El otro 

factor es el humano” donde están las personas “con su capacidad de resolver problemas, de empatizar, de ser creativos, o de dar confianza”, justamente “es un sector donde la confianza es lo más importante”. Entonces tiende a “automatizar todo lo automatizable” y “dejar el espacio para la ación de los humanos en ese tipo de cosas más creativas, de solucionar problemas, o de darle confianza a una persona” que necesita “verle la cara a otra que explica que tendrá que pagar tal o cual cuota” o dé la tranquilidad a un cliente de que está al día.

“Ese tipo de cuestiones es difícil de reemplazar”, explica Peluffo, “pero todas las otras no, el software avanza muy rápido”. Justamente en el diagnóstico que forma parte de la investigación se detectaron varias tendencias “importantes” y “bien claras”. 

Por un lado, “es un negocio que se está concentrando mucho”, cada vez son menos empresas concentrando mayor volumen de negocios. Por otro lado, “las costumbres de los usuarios han cambiado mucho” y esto se ve por ejemplo en la preferencia por la no presencialidad, algo que se “aceleró mucho con la pandemia” e hizo que se “requiera cada vez menos personal”. Estos procesos llevaron a una “cada vez mayor concentración de los procesos en las casas centrales” mientras “se toman cada vez menos decisiones en las sucursales”.

Peluffo explicó que estas características redundan en una “polarización del empleo”, que consiste en que cada vez hay más trabajadores en los extremos de calificación. Por un lado trabajadores “muy calificados y bien pagos” en determinadas áreas y trabajadores con malas remuneraciones y baja calificación. Se vació la “zona intermedia” que representa el área “más automatizable”.

En este sentido, el avance tecnológico se combinó con un “cambio de preferencia de los usuarios” que aceleró la incorporación de tecnología, fenómeno nuevo que observa esta investigación.

La investigación, que próximamente será presentada ya se encuentra disponible.