Nada se exagera si sostenemos que este es uno de los más ambiciosos proyectos surgidos desde nuestro sindicato en toda su historia. Se trata de un conjunto de acciones destinado a profundizar el papel de la banca y el desarrollo de sus instrumentos y productos. Ello implica democratizar el acceso a los servicios financieros y mejorar su calidad, para que quienes hoy no los utilizan puedan hacerlo y proyectarse de otra forma en la sociedad.

Siempre hemos tratado de conciliar nuestros intereses con los del resto de la sociedad y este proyecto que emprendemos no es la excepción. Como lo hicimos con nuestra propuesta de creación del Nuevo Banco Comercial a partir de los activos de los bancos quebrados, nos preocupa aquí también la afirmación del empleo bancario. Y si entonces nos motivó el salvataje del dinero de los ahorristas, ahora nos moviliza la ampliación de horizontes de quienes viven al margen, no solamente del ahorro y el crédito, sino también de la educación y el confort.

Más gente y más pequeñas empresas con acceso a los bancos y las financieras es también más inversión y mayor consumo; por consiguiente mayor expansión de los servicios y mayor empleo para nuestro sector, hoy afectado en ese aspecto por los avances tecnológicos.