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Con pretexto de pandemia retroceden empleo y derechos 

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Con pretexto de pandemia retroceden empleo y derechos 

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El mapa americano se ha cubierto de gobiernos de derecha y esta circunstancia, unida a la pandemia que afecta al continente, condiciona fuertemente la actividad sindical.

La pandemia y sus efectos sanitarios, económicos y sociales, el marco político americano en que ella se desarrolla y el papel de los sindicatos fueron analizados por Guillermo Maffeo —director regional de UNI Américas Finanzas— en entrevista con Portal AEBU.

Maffeo es un bancario argentino del BBVA de extensa trayectoria como dirigente de La Bancaria y —desde diciembre de 2015— ocupa ese destacado cargo internacional. Su posición le brinda un amplio panorama del trabajo y el empleo en el continente, así como del marco político en el que los sindicatos se desenvuelven. 

Los avances y retrocesos en materia de derechos sindicales en gran medida están condicionados por los gobiernos, de acuerdo a su visión. Es así que «de cinco o seis años a esta parte, la región se tiñó de gobiernos de derecha, salvo algunas excepciones como hoy pueden ser México y Argentina. Estos gobiernos de derecha —principalmente Estados Unidos y Brasil, los más grandes de la región— tomaron la determinación de hacer primar la economía por sobre la salud y la integridad de las personas».

La inclusión financiera importa

Para dar un ejemplo el entrevistado no fue muy lejos y se refirió a la situación en Argentina, que viene de sufrir las secuelas del gobierno de Mauricio Macri. Durante ese periodo no existió preocupación oficial para educar financieramente a la población y en especial a los jubilados y pensionistas, explicó Maffeo. «No habían sido instruidos para utilizar las tarjetas de débito para retirar dinero de los cajeros automáticos. Había un millón de pasivos a los que los bancos nunca les habían dado la tarjeta de crédito o débito. Y quienes cobraban los planes sociales estaban bancarizados a medias, porque tampoco habían sido instruidos para cobrar utilizando las tarjetas, y en muchos casos ni siquiera las tenían». Como consecuencia, «se hizo usual ver largas filas en los bancos». Y ese desinterés del Gobierno en la inclusion financiera era también compartido por la mayoría de los bancos privados, con la excepción del Banco Nación, Banco Provincia de Buenos Aires y de dos o tres bancos privados, que tenían a jubilados y pensionistas como clientes y hasta les garantizaban la prestación de sus pagos. 

A los bancos más importantes —entre los que se encuentran los internacionales— no les interesaban los usuarios de las cuentas sueldo, «porque siempre esos bancos los rechazaron.  Eran clientes que no cumplían con su estatus de negocio, ni por los montos que manejaban ni por su fisonomía». Por su experiencia sobre el proceder de los bancos internacionales, Maffeo consideró coherente esta conducta y entendió que estamos «obviamente ante una responsabilidad del Estado», como la que asumió el gobierno uruguayo al dictar la Ley de Inclusión Financiera.

Algunos bancos están tratando de imponer el 'banco de horas'. Si el bancario no llega a cumplir su jornada laboral por teletrabajo, le debe horas al banco. Este mecanismo se aplica a cajeros, compañeras embarazadas o personas que por razones de salud o por su edad no pueden ir a trabajar a la dependencia».

El peor rostro del teletrabajo

Y así como a la gran banca no le interesan los jubilados, tampoco se preocupa por sus trabajadores, y la pandemia no cambia esta regla general. Para demostrarlo el dirigente regional de UNI agregó un nuevo ejemplo de Argentina, en este caso referido a los trabajadores y al teletrabajo: «Un banco internacional, a los pocos días de implementar el teletrabajo, envió una comunicación a sus trabajadores diciendo que había llegado a un acuerdo con una empresa de capitales chilenos para que los funcionarios de ese banco pudieran adquirir notebooks y PC en 12 cuotas sin interés». Para decirlo de otra forma, que se compraran la herramienta destinada a teletrabajar para el banco. 

El dirigente denunció asimimo la existencia de «situaciones en las que  no existe el derecho de desconexión en el teletrabajo y que aumentan la explotación. Me llegó el mensaje de una compañera con unos audios que demostraban que los hacen trabajar hasta las once de la noche. Tienen jornadas de 15 horas de trabajo». 

Maffeo pasó luego a Brasil, donde «algunos bancos están tratando de imponer el 'banco de horas'. Si el bancario no llega a cumplir su jornada laboral por teletrabajo, le debe horas al banco». Este mecanismo se aplica a cajeros, compañeras embarazadas o personas que por razones de salud o por su edad no pueden ir a trabajar a la dependencia. «Y el banco les dice: 'Bueno, esos días o te lo tomas durante tu licencia anual por descanso o, cuando tengas que volver a trabajar, los vas a tener que compensar'. Esto se llama banco de horas».

Dichas acciones no son tomadas con sorpresa por el sindicalista, porque «¿qué podíamos esperar del sistema financiero, si siempre ha tenido pingües ganancias a costa del esfuerzo de las trabajadoras y los trabajadores bancarios? ¿Por qué vamos a esperar una conducta distinta en una época de crisis y de pandemia? En ese contexto nos toca trabajar». 

Trasladado al hemisferio norte encontró en Estados Unidos «una situación no muy distinta». Allí, «si bien nosotros no tenemos sindicatos afiliados, articulamos una campaña para sindicalizar a los trabajadores y las trabajadoras y que los bancos reconozcan estos sindicatos. Y ¿por qué hablo de Estados Unidos? Porque en Estados Unidos, principal foco financiero del mundo, están trabajando un tercio de los bancarios y las bancarias de todo el mundo».

Nosotros estamos muy orgullosos con esa acción de AEBU y mira vos qué conductas distintas estamos mostrando: por un lado las patronales bancarias priorizando su negocio y por otro lado los sindicatos siendo solidarios».

Hay esperanza

Tras describir este panorama general en el frente del trabajo y el empleo, Maffeo rescató aspectos positivos generados por y durante la pandemia. «Te cuento dos motivos para que veamos que hay esperanza en todo esto. Ustedes en AEBU lo están viviendo; están haciendo ollas populares, entregando bolsones y viandas a la gente más necesitada de todo Uruguay. Lo hacen los propios dirigentes sindicales y eso es una muestra de solidaridad y de compromiso de los sindicatos. Nosotros estamos muy orgullosos, con esa acción de AEBU y mira vos que conductas distintas estamos mostrando: por un lado las patronales bancarias priorizando su negocio y por otro lado los sindicatos siendo solidarios. Y esto es algo que nos puso muy contentos, que siempre es una esperanza».

Otra buena nueva vino de América Central: «El sindicato del Banco Central de Costa Rica logró firmar durante el covid-19 una nueva convención colectiva. No estamos hablando de pequeños acuerdos a los que llegan los sindicatos para transitar la pandemia, sino de una convención colectiva que se venía negociando desde varios meses antes del covid-19. Los agarró el covid y siguieron negociando. Continuaron trabajando con las medidas de sanidad lógicas, y hace tres semanas han firmado lo que yo entiendo es la única convención colectiva en el mundo del sector financiero que se firma durante la pandemia. Así que este logro nos da mucho ánimo para seguir trabajando, al igual que el compromiso de los sindicatos, porque los únicos que se ocupan de los trabajadores y de la sociedad son los sindicatos. Los únicos que se ocupan de las necesidades de los pueblos son los sindicatos y las organizaciones sociales, sacando obviamente en contados casos los gobiernos populares, como es el caso Argentina».

Caída del empleo bancario

En materia de empleo la pandemia no hizo otra cosa que acentuar la pérdida de lugares de trabajo que se venía dando anteriormente, afirmó Maffeo. «Hay una reducción de empleados en casi todos los bancos de los países de la región. En Brasil se llegó a acuerdos con algunos bancos para que no haya despidos. Recuerdo el caso de Santander y de otros bancos en que los sindicatos llegaron a un acuerdo para que se mantengan los puestos de trabajo. Pero como contrapartida te pongo el caso de Perú. Allí los bancos van contratando trabajadores y les van renovando los contratos anualmente. Por ahí hay trabajadores que hace cinco o seis años que están con contratos continuos, en el tiempo y en la relación con la empresa. Se vence un contrato y al otro día se firma otro. Sin embargo, la idea de la ley peruana es que al renovarse por una vez el contrato, al renovarse periódicamente y no darse una condición de excepcionalidad, el trabajador tiene que ser tomado como activo». 

Aunque la existencia de reglas no garantiza su ejecución, visto el caso de Perú una diputada nacional argentina, dirigente además de la Asociación Bancaria, presentó un proyecto de ley para la regulación del teletrabajo en relación de dependencia. Este proyecto está redactado «desde las perspectivas sindicales y no fomenta el teletrabajo como algunas normativas en favor de los empresarios, sino para regular a favor de los trabajadores y las trabajadoras», explicó Maffeo. 

Tras la recorrida por el continente le llegó su turno a Uruguay, precisamente donde tiene su asiento la oficina regional de UNI Américas Finanzas, un país cuya realidad conoce de primera mano. «Antes del covid-19 el gobierno uruguayo, incluso antes de asumir, ya hablaba del achicamiento del Estado. Cuando hablamos de achicamiento el Estado hablamos del despido de trabajadores estatales. Esto lo sabemos y lo sumamos a la baja de remuneraciones que de hecho se produjo. Nosotros esperamos y reclamamos que los demás gobiernos de la región tengan la postura del argentino, que sacó un decreto por el que están prohibidos los despidos y duplica las indemnizaciones. Pero bueno, los pueblos de América Latina por ahora eligieron los gobiernos que tienen hoy».

Brasil: un caso extremo

Recientemente se produjo la difusión, por orden judicial, de una grabación del Consejo de Ministros de Brasil en la cual el titular de Economía, sin que nadie lo contradijera, aseguró que había que aprovechar la confusión generada por la pandemia para bajar los salarios de los empleados públicos. Concretamente lo expresó así: «Aprovechemos para poner la granada en el bolsillo del enemigo».

La palabra enemigo quedó, como en los de tanta gente, resonando en el oído del periodista, quien solicitó su opinión a Maffeo: «No me asombra ese pensamiento. No me causa asombro porque es el mismo pensamiento que, aunque no lo digan, tienen todos los políticos de derecha. Esta vez llegaron al Gobierno, pero en Argentina, hasta hace tres meses, había funcionarios estatales del gobierno de derecha que decían que los trabajadores se habían creído una realidad que no era, que podían viajar al exterior o que podían tener un aire acondicionado en sus casas o un televisor LED. Que eso no era la realidad. Así que vinieron a atacar todo eso. De hecho, dejaron a un 50 por ciento de la población de Argentina por debajo de la línea de pobreza. 

El tema es que nosotros sabemos que la derecha —y en Brasil está la derecha— nos apuntó con su odio más recalcitrante. Sabemos que para la derecha el enemigo somos nosotros, somos los trabajadores, somos los pobres, somos los excluidos, somos todos nosotros. ¿Pero también sabes qué otra cosa demostró? La pandemia demostró que los generadores de riqueza son los trabajadores. Porque si no, los empresarios no estarían presionando tanto, tan preocupados para volvamos a nuestros lugares de trabajo poniendo en riesgo nuestras vidas. Si la riqueza de las empresas pasara por otro lado, a ellos no les interesaría que fuéramos a trabajar».

¿Quién debe pagar la crisis? 

El dirigente de UNI Finanzas también tuvo palabras que coinciden con los reclamos del PIT-CNT y de AEBU sobre la insuficiencia de las ayudas que se están prestando a los trabajadores desempleados y a los trabajadores informales, hoy sin ingresos. Y como ejemplo puso a varios países que, para atender a esta situación excepcional, han dispuesto medidas también excepcionales. «En Argentina se está emitiendo; el Banco Central está emitiendo dinero. Yo creo que hay que tomar todas las medidas necesarias que no perjudiquen a la nación y al pueblo ni ahora ni en el futuro, pero que cubran las necesidades de los vulnerados y la vulneradas. 
Estaba viendo una trasmisión de Colombia en la cual una de las preguntas que se hacía era quién debe pagar la crisis. Yo estoy convencido que la crisis la deben pagar quienes han sido los más beneficiados con el sistema capitalista, que son los empresarios y las grandes fortunas. Entonces, yo estoy totalmente de acuerdo. Hay un proyecto de ley en Argentina, por ejemplo, que pretende imponer un impuesto por única vez y excepcional, que afectaría al uno por ciento de las mayores riquezas de la nación. Y yo estoy de acuerdo con esa medida. Lo primero que hay que hacer es poner impuestos a las mayores riquezas de cada uno de los países, con el uno por ciento. Te estoy dando el caso de Argentina, pero lo podemos trasladar a cualquier país de la región, porque hay que empezar a presionar a las grandes riquezas a nivel mundial para que hagan el aporte. En Europa ya se está haciendo, y en los casos en que no lo hagan voluntariamente, que sea obligatorio. Que sea obligatorio, porque esas riquezas salieron de nuestros pueblos».