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Teletrabajo es asunto de cuidado 

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Teletrabajo es asunto de cuidado 

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El laboralista Juan Raso se manifestó preocupado porque «probablemente al salir de la crisis muchas empresas» se inclinen por implementar el teletrabajo como una «modalidad más barata».

Juan Raso Delgue es profesor grado cinco de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, y catedrático profesor grado cinco de Teoría de las Relaciones Laborales de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República. Es también miembro de número de la Academia Iberoamericana de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, fundador de la Asociación Uruguaya de Relaciones laborales (AUREL) y codirector de la revista Relaciones Laborales. Es autor de libros y artículos de esta rama del derecho, redactor permanente y miembro del Consejo Asesor de la revista Derecho Laboral, y ha dictado conferencias en diversos países latinoamericanos y universidades europeas.

Entrevistado por la periodista Blanca Rodríguez en Subrayado el pasado sábado 2, Raso se refirió a la «gran transformación del trabajo que ya venía con las nuevas tecnologías». Los cambios hoy se miran con más atención por efecto de pandemia y «nos obligan prepararnos rápidamente si queremos mantenernos en el mercado». 

El teletrabajo —que se venía instalando de manera silenciosa desde hace años— explotó hace poco más de un mes y rompió con los «vínculos cotidianos» apoyado en las tecnologías de la información. «Hay cambios que nos obligan prepararnos rápidamente si queremos mantenernos en el mercado», explicó Raso y agregó que, si bien en general han significado un progreso, «el progreso no va a ser para todos; va a ser [solo] para aquellos que tengan la rapidez y la capacidad de subirse al tren de los cambios». 

Si bien agradeció la existencia de nuevas aplicaciones que facilitan las comunicaciones, advirtió de un peligro: «No transformemos nuestro mundo en un mundo de telerelaciones», dado que «eso puede traer nuevos problemas». Si bien para el catedrático el teletrabajo ejercitado un día a la semana es fácilmente aceptable, cuando se piensa en «un teletrabajo todos los días de la semana», el fenómeno debe ser mirado con otra óptica. Estimó como probable que, una vez terminada la crisis, empresas donde hoy se teletrabaja pretendan abaratar sus costos manteniendo este régimen, y «trabajar en la casa todo el día significa cortar una creación de vínculos cotidianos que nosotros hemos incorporado». Ello desestabilizaría la «situación psicológica del trabajador» y generaría «una situación de gran estrés, concluyó.