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Una marcha diferente

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Una marcha diferente

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Ante la reaparición del discurso  engañoso que procura perpetuar la impunidad, solo cabe reafirmar nuestro compromiso libertario y redoblar el reclamo de verdad y justicia.

EDITORIAL

Durante estos 25 años, cada una de las instancias en que el pueblo ha marchado en el más profundo y rebelde silencio ha estado signada por avances y retrocesos, logros, triunfos y algunas derrotas. Pero este pueblo sabe que avanzar requiere constancia, perseverancia, valorar cada pequeño paso y mantener la firme convicción de seguir adelante. Y en este camino Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos ha sido un ejemplo tan digno como imprescindible.

    «Todo está guardado en la memoria / sueño de la vida y de la historia». 

En esta oportunidad la realidad del Uruguay ha cambiado muy profundamente, no solo porque la pandemia exige un cuidado consciente entre todos, que condiciona inevitablemente nuestra forma de vivir y de manifestarnos. Ha cambiado también porque hoy vuelve a aparecer, desde los más altos cargos de gobierno y del Parlamento, el indigno intento de enterrar sin nombre y sin rostro nuestra dolorosa historia.

Asistimos al resurgimiento de los discursos defensores del proceso de la dictadura, de sus integrantes y de sus prácticas. Se vuelve a atacar la independencia del poder judicial, emitiendo abiertamente un rechazo al enjuiciamiento de las violaciones de los derechos humanos desarrolladas por los integrantes del gobierno de facto. Esas expresiones, profundamente antidemocráticas, nunca fueron abandonadas por los principales actores vinculados a las Fuerzas Armadas. Y estos ahora utilizan el espacio que la libertad y la democracia les permiten para reinvindicar las prácticas totalitarias del pasado. Sus pronunciamientos encuentran en miembros del gobierno y sus aliados un silencio cómplice, o cuidadosas referencias a la oportunidad de los dichos.

    «Todo está clavado en la memoria / espina de la vida y de la historia».

El 20 de mayo es mucho más que el recuerdo de los asesinatos de los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, de los militantes Rosario Barredo, William Whitelaw y Manuel Liberoff en el marco del Plan Cóndor. El 20 de mayo se ha transformado en una reafirmación que honra la memoria, reclama la verdad, exige la justicia y grita «Nunca más». 

Este 20 de mayo marcharemos nuevamente, con las mismas preguntas: ¿Dónde están? ¿Qué pasó? ¿Cómo y cuándo? ¿Quiénes lo hicieron? Porque el ocultamiento y el engaño siguen sosteniendo la impunidad. Y también marchamos para enfrentar los discursos que hoy siguen justificando las violaciones de los derechos humanos, la ruptura del orden democrático y el avasallamiento de las libertades. 

    «Todo está escondido en la memoria / refugio de la vida y de la historia».

Y será un marchar distinto, un silencio diferente, porque las limitaciones de la situación sanitaria exigen que esta marcha del 20 de mayo no sea presencial. Por lo tanto participaremos desde el lugar en que cada uno se encuentre; diremos ¡Presente! con la actitud, con la reflexión, con la demostración de que reafirmamos nuestro compromiso con la libertad y la democracia, en tanto mantenemos el reclamo permanente por verdad y justicia. 

Tal vez, como nunca antes, esta vez marcharemos como ellos. Sin vernos. Sin tocarnos. Sin escuchar nuestros pasos, pero sintiendo en el corazón la profundidad de nuestro silencio; vibrando con una lucha que continúa la búsqueda hasta encontrarlos.

Indudablemente el 20 de mayo es el día en que el silencio grita, porque «la memoria estalla hasta vencer / a los pueblos que la aplastan / y no la dejan ser / libre como el viento».

 

Nota: El texto contiene citas de la canción La memoria, de León Gieco.