Las repercusiones políticas de los fallos de los tribunales de honor del Ejército y la posterior destitución de algunos mandos —luego no ratificada por el Senado— generaron un estado de ánimo que potenció la nueva edición de este reclamo de verdad y justicia, manifestado con porfiada insistencia desde hace ya 24 años.

En las declaraciones de Ignacio Errandonea —vocero de la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, convocante de la marcha— se destacan dos centros temáticos. Uno de ellos se refiere a la constancia en actas de un tribunal de honor de la existencia con vida en México de uno de los detenidos desaparecidos. Esta «certeza» fue validada por los generales en su fallo, fundada solo en palabras de José Gavazzo, a quien el propio ex comandante del Ejército calificó de «mentiroso» habitual a la hora de desestimar declaraciones –estas sí valederas-- en el «caso Gomensoro». 

A su entender este hecho, unido a las promesas de investigación incumplidas por los últimos comandantes en jefe del Ejército, resta toda fiabilidad a los propósitos enunciados el día de esta fuerza al nuevo comandante general Claudio Feola.   

Errandonea también criticó la insensibilidad de los legisladores de la oposición, quienes se negaron a votar la destitución de cuatro generales y afirmaron «la impunidad de hoy» por priorizar cálculos preelectorales.