De acuerdo con los escenarios que enfrentan en sus países, para esta instancia UNI Américas Finanzas seleccionó a sus sindicatos afiliados de Argentina, Brasil y Colombia.
 

Daniel Mercado (Argentina): «Vivimos un regreso a los años 90»

«Asistimos a un avance neoliberal en América Latina que afecta a los trabajadores y a los bancos públicos». A partir de este dato ineludible en cualquier diagnóstico sobre la región, Daniel Mercado, en nombre de La Bancaria de Argentina, citó situaciones que han facilitado el avance de las derechas, como  la baja del precio del petróleo, la soja y otras commodities. Su correlato fue la desaceleración de las economías, con los consecuentes impactos en el ahorro y el trabajo, dijo.

Se está dando una situación que le recordó el pasado: «Vivimos un regreso a los años 90  con un gobierno neoliberal, y los trabajadores tenemos que encontrar la forma de evitar el disciplinamiento que quieren imponernos».

Mercado enfatizó que efectuaba estas afirmaciones desde «un sindicato único que ha crecido en afiliaciones y que ha podido resistir las agresiones y las reformas». Pero a pesar de esta fortaleza, «la situación regional nos perjudica», insistió. De esta forma validó la herramienta que representa la Alianza de Bancas Públicas para cada uno de sus países miembros. 
 

Rita Serrano (Brasil): Rumbo a un Estado «mínimo»

Posteriormente intervino Rita Serrano, consejera por los trabajadores de la Caixa Económica Federal y coordinadora del Comité Nacional en Defensa de las Empresas Públicas. Esta decidida luchadora es conductora también del programa sindical Lado a Lado de Contraf-CUT que puede seguirse a través de Youtube.

Para Rita «el Congreso Nacional está determinado a privatizar todas las empresas públicas». En este contexto su sindicato sostiene la defensa de cinco bancos nacionales y otros cinco estaduales «que están siendo disminuidos en su tamaño por los directorios respectivos», todo ello rumbo a «un Estado mínimo». Al respecto recordó que, ya antes de las administraciones de Lula y Dilma, «30 bancos públicos y estaduales fueron privatizados por gobiernos neoliberales».

Esta corriente privatizadora se debe al poder de «un verdadero oligopolio» que se da en el sistema financiero de su país. «Dentro de 120 bancos, hay cinco con el 90 % de las ganancias y cuatro de ellos tienen el 75 % de los activos», informó la dirigente. En contraste, «el 66 % de la vivienda es financiado por la Caixa y el 70 % de la agricultura lo es por el Banco do Brasil y el Banco del Nordeste». Los bancos oficiales también financian a «toda la pequeña empresa», aseguró.

El Banco do Brasil fue fundado en 1808 por el rey de Portugal Juan VI, es decir que va para los 210 años de vida. La Caixa vio la luz en 1861 por orden de Pedro II, emperador de Brasil, de manera que tiene ya 156 años. Se trata de instituciones que al decir de Rita «no son bancos de un gobierno, sino que son bancos del Estado brasileño». 

Retornada a la Caixa de cuyo gobierno es parte, la dirigente la señaló como «la mayor operadora 
de los planes sociales y la más grande inversora en el desarrollo de la infraestructura y el saneamiento». La institución es receptora del 36 % del ahorro nacional, mantiene el 15 % de los depósitos y maneja el 16 % del crédito, una cifra que podría ser mayor, pero, «al no capitalizar al banco, el gobierno lo está cortando». La institución «está en pleno desmontaje». Como testimonio de este dicho, la expositora señaló que el directorio «ha vendido las áreas de seguros, loterías y tarjetas», a la vez que cerraba agencias y aumentaba las tarifas.

Rita se felicitó porque  los sindicatos pusieron freno a la apertura del capital de la Caixa a inversores privados y lo consideró una victoria contra «el modelo privado de acumulación de la riqueza. Un modelo que permite que solamente cinco multinacionales detenten la mitad de las riquezas del mundo».
 

Abdénago Aguilar (Colombia): «Somos la cabeza de playa del modelo neoliberal»

Finalmente se expresó Abdénago Aguilar, presidente de  Asociación Nacional de Empleados del Banco de la República (Anebre), de Colombia. El citado banco cumple las funciones de banco central, hace 20 años que sus trabajadores no tienen un convenio colectivo y 25 que el país no tiene banca pública.

Aguilar explicó la realidad colombiana y la enmarcó dentro de una total dependencia de Estados Unidos de Norteamérica y como ejemplo de ello expresó que este banco fue creado a imagen y semejanza de la Reserva Federal y que en ese país «no existe una banca pública». También expresó que existe tanta ligazón entre la política del país de norte con los gobiernos colombianos, que «el Banco de la República se fundó con el producto de la venta de Panamá», hasta entonces parte del territorio colombiano. De esta forma aludió a la «indemnización» de 25 millones de dólares que el gobierno norteamericano pagó a Colombia por haber brindado inspiración y respaldo al  movimiento separatista, que facilitaría luego la construcción del canal interoceánico.  

Como resultado, hoy «somos la cabeza de playa del modelo neoliberal». Y se da la situación de que «el sistema financiero privado maneja la salud, la televisión, los medos de comunicación en general y coloca y quita presidentes».

De esta concentración de poder empresarial se deriva naturalmente el rechazo a la organización sindical tan generalizado entre las patronales colombianas. Una aversión patronal que, comúnmente llega a extremos criminales. Este año, en el mes de marzo, Anebre planteó al directorio constituir mesas exploratorias para conocer la posición del banco sobre las dificultades salariales que atravesaban los trabajadores, e inquietudes relacionadas con la adquisición de viviendas y resolver sobre prestaciones de salud. El resultado fue que «no ha sido posible instalar una mesa de negociación con el Banco de la República». Y esta negativa se ha dado a pesar de los esfuerzos de las autoridades de UNI Finanzas, quienes viajaron a Colombia especialmente para levantar la negativa al diálogo del directorio.

Como consecuencia de este fracaso inicial, en los primeros días de agosto, Anebre efectuó un acto frente al banco donde denunció sus desplantes y su expreso rechazo a la negociación colectiva. Esta movilización fue acompañada por una presentación del sindicato ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la que se formuló una queja formal. 

Aguilar destacó finalmente el apoyo recibido de parte de UNI y de la Alianza de Bancas Públicas para enfrentar la lucha despareja que viene librando su sindicato.