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Ollas y merenderos, respuesta popular a la pandemia

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Ollas y merenderos, respuesta popular a la pandemia

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Un estudio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar, Extensión Universitaria y AEBU mostró la enorme dimensión del fenómeno de las ollas populares en el Uruguay.

Desplegado en todo el país, el esfuerzo solidario de apoyo alimentario a los más desprotegidos, sostenido durante meses con aportes solidarios de toda la comunidad, condujo a la Facultad de Ciencias Sociales y a AEBU a profundizar en estas iniciativas y tratar de medir sus alcances y soportes humanos y materiales.

En la confección del estudio «Ollas y merenderos populares en Uruguay -Tramas para sostener la vida frente a la pandemia» participaron cinco docentes de la Facultad de Ciencias Sociales, ocho de sus estudiantes y tres integrantes de la Comisión Técnica Asesora (CTA) de AEBU. La tercera parte de este trabajo, titulada «Coyuntura y costo económico del esfuerzo colectivo» estuvo a cargo de nuestra CTA.

La economista Soledad Giudice, junto con Natalia Otero y Aníbal Peluffo participó por AEBU en este esfuerzo institucional. Giudice realizó un resumen de este informe y reveló que, como mínimo, funcionaron en nuestro país 700 ollas y merenderos populares. Al respecto declaró su certeza de que «este valor representa un mínimo a nivel país, ya que muchas experiencias no llegaron a ser registradas, principalmente en localidades del interior que no son capitales
departamentales». El 40 % de ellas pertenece a Montevideo y el resto al interior del país, consignó.

Una lectura del resumen efectuado por ella permite conocer la magnitud de la respuesta alimentaria dada por la sociedad civil. Como ejemplo menciona que «en los dos meses de mayor actividad (abril y mayo) las ollas populares prepararon tres millones de platos de comida». Si se amplía este período «desde la segunda mitad de marzo hasta finales de julio (cuatro meses y medio), el dato asciende a casi seis millones de porciones servidas».

Ollas populares


El pico solidario más alto se produjo en la tercera semana de abril — destaca nuestra técnica— cuando las ollas populares alcanzaron las 55 mil porciones diarias. (De esas porciones, 47% correspondió al interior y 53% a Montevideo).

Otra parte significativa de la ayuda alimentaria se canalizó a través de los merenderos populares. En este caso para la Facultad de Ciencias Sociales y AEBU «desde mediados de marzo hasta finales de julio se sirvieron un poco más de dos millones de porciones», con un pico máximo en la última semana de abril, cuando se brindaron 121.400 porciones de comida por semana.

El estudio también cuantificó el costo por porción para el total del periodo. Este fue estimado en  una suma aproximada de $ 312 millones, compuesta por $ 270 millones correspondientes a las ollas populares y $ 41 millones a los merenderos.

Respecto de las iniciativas que dieron lugar a las acciones solidarias, la investigación ubicó en primer lugar a las experiencias de tipo vecinal: «Son las principales en todo el país y representan el 43% de las ollas y merenderos encuestados». Dentro de este grupo, se determinó que «un cuarto de estas experiencias surge de comisiones de fomento vecinales, mientras que el restante 75% con colectivos que se creó entre vecinos para desarrollar la respuesta solidaria colectiva».

A la hora de evaluar la mano de obra solidaria se ubicó en la cifra de 6100 personas a quienes han estado sosteniendo semanalmente —y en muchos casos aún lo hacen— las ollas y merenderos en el periodo estudiado. Tras afinar el lápiz se precisó que «calculadas las horas totales destinadas, y si se considera una jornada de 40 horas semanales, el esfuerzo realizado implicó el trabajo no remunerado de aproximadamente 800 trabajadores durante un año entero». Y el comentario que sigue conlleva un elogio de género ineludible: «De las horas totales calculadas de trabajo no remunerado, el 60% fue realizado por mujeres».

El informe también se preocupó por determinar las fuentes de los insumos mediante un análisis de los principales donantes mencionados por las ollas y merenderos relevados. Fue así que quedó en evidencia una «generalizada presencia de lo vecinal» detrás de las donaciones en el 80% de las ollas, hecho que «refuerza la relevancia de la trama comunitaria», destacó Giudice. 

También fueron muy importantes los aportes de comercios locales, donantes particulares y los sindicatos, indicados en el estudio como «el primer actor institucional mencionado que sostiene la cotidiana de los entramados solidarios con recursos». Englobado en este rubro encontramos a AEBU, con su olla de martes y jueves que sigue sin aflojar hasta fin de año y sus aportes a numerosas otras ollas y merenderos.

Los docentes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República que trabajaron en este informe son Anabel Rieiro, Diego Castro, Daniel Pena, Camilo Zino y Rocío Veas. También colaboraron los estudiantes Antonella Ceriotti, Gusman Magnone, Josefina Burdiat, Julia Polgar, Marianne Bernheim, Micaela Traversa, Natashka Umpiérrez y Valentina Conde. Junto con ellos trabajaron nuestros ya citados compañeros de la CTA.

En el material analizado opinaron los estudiantes y en algún caso relataron las experiencias recogidas en los trabajos de campo. Como ejemplo de ello, puede leerse en el informe completo adjunto el trabajo de Gusman Magnone sobre la olla Colectivizando Marindia.