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Gambera defendió en la OIT soberanía de los Estados 

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Gambera defendió en la OIT soberanía de los Estados 

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Con la participación de nuestro compañero Fernando Gambera se realiza la 19.ª Reunión Regional Americana de la OIT en Panamá.

Gambera —secretario general de AEBU, secretario de Relaciones Internacionales del PIT-CNT y también secretario general de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS)— participa en la capital panameña en este encuentro que reúne a representantes de gobiernos y organizaciones de trabajadores y de empleadores de 35 países de América Latina, el Caribe, Canadá y Estados Unidos. 

Su intervención en el plenario de este evento estuvo dedicada a la vigencia de la Declaración la OIT sobre las Empresas Multinacionales, aprobada por unanimidad en 1977, hoy objetada por las patronales ante la pasividad de los gobiernos. 

Para nuestro compañero, tanto los gobiernos como los empresarios de los países de la región  deberían estar preocupados por la forma como se instalan las multinacionales en nuestros países, muchas veces sin consultas previas con la población afectada por sus inversiones. También deberían estarlo por el cumplimiento de las normas laborales de cada país, afirmó. 

«Claramente, desde nuestro punto de vista, lo primero que nos preocupa es que se empiecen a cumplir las condiciones establecidas en esta declaración [Declaración la OIT sobre las Empresas Multinacionales], de que al momento de instalarse una inversión en cada uno de nuestros países se cumpla con la consulta a todas las partes. En mi país está en trámite la instalación de la tercera planta de fabricación de celulosa, y allí se recorrió un camino de consulta y de autorización correspondiente entre el movimiento sindical, las empresas y el gobierno. Sin embargo, constatamos circunstancias totalmente dispares en otros países —y en particular en caso de inversiones chinas— que era lo que se destacaba en el informe. Muchas veces estas inversiones vienen acompañadas por un número importante de trabajadores chinos que generalmente no cumplen con ninguna de las condiciones de trabajo, ni de las legislaciones de los países donde se instalan».

Por ello, sostuvo la necesidad de «condiciones que aseguren el cumplimiento de lo que se establece en la declaración, como por ejemplo la igualdad de remuneraciones. Vamos a reivindicar siempre que todas esas experiencias de inversión deben garantizar el reconocimiento de los sindicatos nacionales, negociar colectivamente con ellos y —por supuesto— no tener conductas antisindicales o de persecución sindical». 

En busca de un marco global

No quedó en el caso a caso la demanda efectuada por Gambera, sino que propuso un paraguas protector más amplio: «Reivindicando esta negociación colectiva nacional, en el mismo plano nos parece importante y bueno para todas las partes que se favorezca la negociación colectiva global y que de esa forma se promueva la existencia de convenios marco que establezcan un piso más allá de los países donde se instalen las multinacionales. En ese sentido ya ha habido algunas experiencias. Mi sindicato del sistema financiero forma parte de UNI Global Union. Y UNI, tanto en el sistema financiero como en el comercio global, avanza impulsando acuerdos marco globales». 

En una nueva profundización en este tema lleno de matices, nuestro compañero se refirió a otro aspecto negativo a atender. «Lo que nos preocupa mucho es que después de instaladas estas inversiones, a veces tienen reacciones cuando se les cambian algunas de las normas nacionales, algo que los lleva a amenazar o directamente a demandar a los Estados. Es el caso de Uruguay con la demanda de la empresa Phillips Morris por aplicar una medida que sigue lineamientos de la propia Organización Mundial de la Salud».

Se refirió luego a un aspecto vinculado con estas prácticas empresariales: el de la imposición de tribunales arbitrales ajenos a la jurisdicción de los países afectados: «Nos preocupa que se tienda a privatizar el mecanismo de solución de controversias, cosa que para nosotros significa la sesión de soberanía por parte de nuestros Estados y eso también debería ser una preocupación de los gobiernos». 

Tras estas argumentaciones manifestó que «es tan importante la inversión como poder acotar el poder excesivo de esas cadenas de valor transnacionales. Por ello daremos todas las batallas y todos los debates posibles  en el seno de esta casa, pero sin dejar de darlos dentro de pocos días en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, buscando la gestación de un tratado vinculante que pueda darle herramientas a los Estados para poder enfrentar ese poder de las multinacionales».