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Paro general nacional contra rebaja salarial y carestía

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Paro general nacional contra rebaja salarial y carestía

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Radio Camacuá conversó con Fernando Gambera, secretario general de AEBU e integrante del Secretariado del PIT-CNT, sobre el paro general nacional de este jueves 15 de setiembre.

—¿Qué llevó a la central sindical a convocar a este paro general?

—Fue un debate desarrollado en la Mesa Representativa y en el Secretariado Ejecutivo, pero al mismo tiempo madurado en un intercambio con las otras organizaciones sociales, con las que hemos intentado ir retomando la vida orgánica de la Intersocial. Sobre todo estuvo volcado hacia lo que la gente está viviendo, y aquello que de alguna manera constata en el día a día, a pesar de que se nos presenta objetivamente, con datos, una reactivación de la economía que llaman el rebote, y que puede llegar a proyectar hasta un 10 % de crecimiento del PBI. Por el contrario y frente a eso habría, en el mejor de los casos en los sueldos en los que se ha podido acordar algún adelanto, tener un 0 % de recuperación. Estaríamos perdiendo diez a cero. Y eso se refleja en la vida cotidiana, en el ingreso de los hogares que no se recupera, en la disminución de la capacidad de compra hasta para las cuestiones más básicas, y en una caída de la canasta básica familiar que repercute en el mercado interno y en la sociedad en su conjunto.

Obviamente esto que estoy reseñando lo padece y lo constata una familia para la cual el principal ingreso es el de un trabajador dependiente y con ingresos fijos; pero también influye sobre un comerciante que no ve que su clientela vuelva a gastar en los números que lo hacía antes de la pandemia. Lo vive también cualquiera que trabaje por su cuenta, porque tiene un oficio y nadie lo contrata ni para reparar ni para generar ingresos día a día.

—¿Cómo evalúan la forma en la que el gobierno se comunica con la sociedad organizada? ¿De qué manera ven que el gobierno propone diálogos y se posiciona ante los desacuerdos?

—Me voy a referir a la discusión en torno a la seguridad social, a la reforma educativa, a la respuesta a la emergencia alimentaria, entre otros asuntos. Claramente es un gobierno que quiere mostrar a todas luces que desea gobernar por sí solo, y que tiene poca empatía o poco interés en intercambiar con la sociedad civil; no sólo con el movimiento sindical, con la sociedad civil en su conjunto.

El tema de la seguridad social tal vez sea el que más rompe los ojos, porque hasta los propios organismos internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de alguna manera marcan y disponen las buenas prácticas para reformas estructurales como la de la Seguridad Social. Ellas exigen y suponen que tiene que haber un diálogo social que siente en una mesa, por lo menos, a los más involucrados: los trabajadores, los empresarios, el Estado… Ellos [el Gobierno] se basan en un trabajo que hizo una comisión de expertos. Nadie discute la importancia de un insumo de trabajo como el que puede generar una comisión técnica de expertos. Pero los conflictos de intereses políticos de una sociedad se dirimen en mesas políticas, y en debates pautados por posiciones de distintos actores sociales y políticos del país. Y en ese sentido la seguridad social es un ejemplo, como otros tantos. Y por sobre todo creo que no se hace ningún intento de diálogo sobre temas cruciales como son los cambios en la educación y —ni que hablar— en la discusión de una Rendición de Cuentas en la que se establecen recortes brutales en varios rubros. Estos, casualmente, son en todas las políticas públicas, en un país que de hecho tiene una recuperación económica, pero que da toda la impresión de que ella está toda concentrada en agregar mayor riqueza a los más ricos.

Por ejemplo, para tomar un dato de la realidad, tenemos el crecimiento de los depósitos en los bancos en cuentas de saldos superiores a los cien mil dólares, que ya de por sí eran cuentas grandes. Entonces se va generando una polarización que en muchos casos nosotros preferiríamos que no existiera, y que sí –por el contrario-- se diera determinado intercambio para que, después, nadie quiera sustituir el rol natural de nadie. Por supuesto que nosotros no tenemos ninguna intención de gobernar ni mucho menos de sustituir autoridades debidamente colocadas por el soberano en sus lugares. Pero sí tener una participación más directa y no que te informen de que ya se tomaron determinadas decisiones.

Esto no es abrir la participación a la sociedad. Incluso ello sucede en temas que en apariencia no son de cercanía de la gente, pero se están tomando decisiones como país a nivel de inserción internacional que nadie entiende el rumbo. Un día parece que nos vamos a casar con China, pero eso nos deja mal colocados o mal parados con Estados Unidos; entonces volvemos a desandar y resulta que si eso nos trae ruidos adentro del Mercosur. Somos ambiguos como país en lo que decimos sobre el Mercosur… Ahí también valdría la pena tener una mesa de intercambio a nivel social que ayudara a que se pudieran estudiar mejor los riesgos de cada decisión y generar una política de Estado como ha sido una tradición en el país. Creo que hay mucho tema que debería recorrerse en ese camino.

—¿Qué características tendrá el “paro general nacional” al que convoca el PITCNT?

—Todo esto que hemos venido hablando es de por sí una explicación de por qué se le llama “paro nacional” a este paro de 24 horas, porque nuestra intención es que la convocatoria vaya más allá de los afiliados al PITCNT, de lo que es el grueso de la clase trabajadora, o de quienes vivimos de un salario. Esto tiene que tener cierta cercanía y empatía con los pequeños comerciantes, con los pequeños productores, con quienes viven de una changa o de su oficio. Porque todos estamos padeciendo las consecuencias de una política económica que no es compartible, sobre todo por el alza de los precios y la pérdida de capacidad de compra y calidad de vida. La convocatoria es por eso.

Desde hace días y hasta el 15 de setiembre se está desplegando la militancia en todo el país, en ferias, en barrios, en diferentes formas de convocatoria para explicar esto, con materiales, tratando de llegar a la gente con estas razones para que adhieran al paro nacional de la forma en que puedan hacerlo. Nadie dice que quien vive del esfuerzo en su comercio lo cierre, porque sería un día perdido y para el ingreso de esa familia sería muy fuerte, pero eso no quita que tenga alguna expresión de adhesión.

Puede ser un volante en el mostrador, un cartel en la puerta, alguna forma de adhesión. Lo mismo se aplica para una casa de familia, etcétera. Para que todo aquel que quiera decir ‘yo estoy cercano a esto, quiero expresarme en ese sentido’ se pueda expresar. Ese mismo día del paro va a haber militancia desplegada en todos los barrios, en las zonales y en todas las ciudades del interior. Será una forma de paro activo, expresándonos con la plataforma, indicando cuáles son los principales puntos que he intentado reseñar y tratando de llegar a la mayor cantidad de gente. Como siempre decimos, detener nuestras tareas es una forma de expresarnos que tenemos los trabajadores; pero en realidad no es el final de nada, es el principio de una actitud de movilización que busca revertir principalmente esto que estábamos diciendo: que no se dialoga para encontrar mejores salidas comunes para toda la sociedad.
 

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