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«Localidades agotadas» se hizo costumbre en Sala Camacuá

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«Localidades agotadas» se hizo costumbre en Sala Camacuá

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Por obra de una gestión cultural dedicada e intuitiva la sala de espectáculos de AEBU encontró a su público y a sus artistas.

Las fechas del mes de diciembre de 2020 para actuaciones en Sala Camacuá ya se encuentran reservadas por distintos artistas. Este dato aislado «primermundista» nos da una pista sobre la actualidad de un centro de espectáculos muy demandado, autosuficiente en lo económico y con muchos objetivos todavía para alcanzar.

Así como una fábrica es sostenible a partir de una cierta producción, el éxito de un teatro se mide por la cantidad de funciones que ofrece y el número de espectadores que recibe. Estos indicadores han estado en constante crecimiento desde 2016 hasta llegar a la satisfactoria realidad actual. Para explicar este proceso Portal AEBU habló con Guillermo Pastor, el gestor cultural a cargo de la sala. 

 

Entrevista a Guillermo Pastor, gestor cultural y programador de Sala Camacuá

Portal AEBU —¿Cuándo comenzó tu gestión?

Guillermo Pastor - Si bien en diciembre de 2015 la sala reabrió sus puertas, fue a partir de marzo de 2016 que los compañeros Ernesto Palomeque y Martin Erniaga me convocaron, conjuntamente con Carlos Trigo, Nuri Blanco y Alejandro Itte, para trabajar con un programador externo en su gestión.

PA —¿Cómo surgió la idea de ponerte a cargo de esa responsabilidad en forma individual?

GP —En 2016 y 2017 se trabajó con el programador externo, pero a partir de 2018 la Secretaria de Prensa y Propaganda entendió conveniente hacer un trabajo integral, en el que pasé a ocupar no solo el rol de gestor, sino que a él se le sumó la tarea de programación.

PA —Hasta hace poco tiempo Sala Camacuá estaba en los márgenes del circuito de espectáculos ¿Cómo se encuentra ahora?

GP —Al crecer el consumo de ofertas artísticas y particularmente generarse un circuito muy interesante en la Ciudad Vieja, la sala comenzó despacio, pero con un buen trabajo en la programación, a ganar un espacio y en forma gradual a instalarse fijamente en la cartelera. Al día de hoy podemos decir que hemos capitalizado toda la estrategia y las alianzas en materia de programación, por lo cual podemos afirmar que la sala es un lugar reconocido y respetado en el ambiente, tanto por el público como por los artistas.      

PA —Si tuvieras que dividir tu trabajo en etapas ¿cuáles detallarías?

GP —Digamos que fue necesario consolidar la parte de gestión. Ese lugar de conducción nos permitió tener una visión más profunda y, a partir de ahí, trabajar estrategias y alianzas para la  programación. Creo que el conocimiento a fondo de la gestión cultural fue fundamental para el desarrollo. Cuando hablamos de consolidar la gestión estamos hablando tanto de la generación de un espacio autogestionable como de trabajar en todo lo que tiene que ver con las políticas culturales y la normativa vigente.
 
PA —¿Cuánto ha mejorado el equipamiento de la sala durante tu gestión?

GP —Desde la autogestión pudimos realizar muchísimos cambios. Renovamos toda la caja negra del escenario, todos los telones, agregándole un cierre frontal. También cambiamos el audio residente mejorándolo notoriamente para las actividades gremiales (asambleas, charlas, etcétera). Compramos una consola de audio nueva, micrófonos comunes e inalámbricos, cuatro cajas activas de 12 pulgadas, con parlantes de un gran alcance y de escucha semi profesional. 
 
PA —¿Cómo agruparías, por sus perfiles, a los distintos usuarios de la sala?

GP —Tenemos grupos específicos de espectadores, que buscan escuchar lo que históricamente la sala acompañó. Hablamos de lo referente al canto popular de los 80 y lo que nos ha dejado esa generación. Y también  hay muchos que responden a géneros puntuales, como el blues y el jazz. Pero lo masivo es la movida más under, lo alternativo; eso está generando mucha actividad, pues esta movida emergente se siente muy cómoda en la sala.

Lo masivo es la movida más under, lo alternativo; eso está generando mucha actividad, pues esta movida emergente se siente muy cómoda en la sala.

PA —¿Desde el punto de vista de los ingresos económicos, cuál es el grupo que más aporta al mantenimiento de la sala?

GP —Generalmente son grupos o muy nuevos o muy consolidados; ahí están los dos extremos. Los nuevos utilizan mucho la sala para el lanzamiento de sus primeros discos, porque convocan a todo un universo: familia, amigos y compañeros de estudios. También hemos tenido grupos súper consolidados en la escena local, como Pedro Dalton (Buenos Muchachos) Mandrake y los Druidas, Milongas Extremas, Santullo, y un gran número de artistas internacionales que, tanto desde EE.UU. (como Chris Cain) como de España (Muerdo y Pedro Pastor), como desde Argentina (Iván Noble, Los del Suquía, Pedro y Pablo y Hernán Casciari) son tremendamente convocantes. Pero destacaría como grupo más afín a la sala a todo lo emergente, no solo porque son muy convocantes de público, sino que estamos encontrando jóvenes con mucho conocimiento musical y una estética muy especial en su oferta.

PA —¿Cómo fue el acercamiento de los músicos a la sala? 

GP — Los músicos y productores generalmente vienen a ver shows o están invitados a alguna presentación de álbum; desde ese lugar se sienten muy cómodos con la sala así como también con la cuidada propuesta técnica de la empresa Cresci Audio. A partir de ese acercamiento se generan unos primeros contactos en los cuales prácticamente se terminan realizando acuerdos de shows, ya sea con artistas, productores o colectivos.

PA —¿Y sobre el número de espectadores? ¿Se puede decir que ya hay un grupo de espectadores adicto a la sala?

GP —Sí. La cantidad de espectadores ha crecido de forma vertiginosa. En 2016 hubo unos 60 espectáculos con la asistencia de 5000 personas. En 2017 hubo 70 espectáculos y en 2018 unos 72. En 2019 —y con varias fechas sin cerrar— estamos con 85 espectáculos artísticos y 61 espectáculos más entre extensión escolar y arrendamientos, lo que nos da una cantidad de 7200 personas en espectáculos artísticos, más unas diez mil personas entre arrendamientos y extensión escolar.  Lo que podemos afirmar es que distintos colectivos de espectadores, como por ejemplo los consumidores de blues, han tomado a la sala como un lugar especifico, pues su acústica permite escuchar ese tipo de espectáculos a un excelente nivel. 

PA —¿Algo así pasa con los artistas? 

GP —Cuando reabrimos cometimos, a mi entender, determinados errores en la programación; fuimos sobre los artistas que en los años 80 eran una promesa y se terminaron afirmando en las décadas siguientes. Si bien constituían un excelente producto artístico, no eran convocantes porque teníamos muchos shows de ese estilo en nuestro medio. 

Cuando yo empiezo a programar genero ciertas alianzas con grupos y colectivos de música emergente que tenían un producto artístico de muy buen nivel. Esos grupos comenzaron a crecer con la sala y podemos decir que el nivel de convocatoria pasó a ser muy alto. En la parte estratégica también la realización de eventos junto con bares y espacios de consumo musical y gastronómico nos permitió generar un corredor cultural en el territorio.

PA —¿Hay reservas para el año próximo?

GP —Podemos decir que tendremos las presencias internacionales de Chris Cain, Javier Malosetti y Hernán Casciari, que han tomado la sala como punto de referencia para sus presentaciones no masivas en Uruguay. En enero y febrero intentaremos dar a la sala el mantenimiento anual que ella requiere y atenderemos compromisos ya agendados que serán uno o dos en cada mes. Estamos con marzo y abril prácticamente programados en fechas centrales; también Hernán Casciari nos ha marcado eventos en el primer semestre del próximo año. 
 
PA —Recientemente Mauricio Ubal celebró con un recital los 30 años de A redoblar con dos funciones a teatro lleno. ¿A qué otros artistas destacarías entre los que han pasado por la sala en los últimos años?

GP —Hemos tenido una importante participación de artistas destacados; acá siempre se corren los riesgos de olvidarse de alguien, pero remarcamos la presencia de Washington Carrasco y Cristina Fernández, Héctor Numa Moraes, Hugo Fattorusso y Dino. También tuvimos en dos años consecutivos el concierto MVD Jazz, en el cual pasaron más de 60 artistas de este género, como Popo Romano, Gabriel Estrada, Jorge Trasante y Pablo Chapital entre otros. Tuvimos una gran cantidad de muestras de coros de un nivel muy destacado; en fin, hemos tenido picos muy altos a nivel de artistas en estos años.
 
PA —¿Fuera de los horarios nocturnos reservados para los shows, qué otras actividades se desarrollan en la sala y contribuyen a sus finanzas mediante el arriendo?

GP —La sala brinda tres alternativas básicas: el show artístico, la extensión escolar y el arrendamiento. El primero es el que más se mueve y aparte es el que más estadísticas nos deja a la hora de programar y de generar estrategias. Nos deja números muy interesantes que nos permiten ver lo producido por la sala en relación al trabajo del artista: los pagos de derechos de autor y los realizados al FONAM (Fondo Nacional de Música), instituto que permite la realización de proyectos surgidos de los llamados del MEC.  

Extensión escolar es un formato que permite la realización de espectáculos musicales y/o teatrales en horarios matutinos y a primera hora de la tarde, dirigidos específicamente a escolares. En materia de arrendamiento lo que abunda es el pedido de conservatorios de música, academias de canto, escuelas de música, etcétera para la realización de sus muestras, que generalmente son dos al año, a mediados y a final de cada año. Es curioso, pero el primer mes en que se completa la programación generalmente es diciembre; por febrero o marzo ya no quedan fechas para diciembre. 

PA —¿Qué experiencias has recogido que te van a ayudar a mejorar lo hecho hasta el momento?

GP —El acercamiento con los músicos y productores mejora notablemente el conocimiento de la dinámica de la propuesta artística. Esto nos ha permitido hacer dos coproducciones: una fue el año pasado durante el 2018, cuando realizamos en conjunto, con un colectivo de músicos, una serie de conciertos referenciando al movimiento cultural del Mayo 68 o Mayo Francés. Juntos fuimos a buscar con estos músicos lo que sucedía en Uruguay con la música en 1968, e hicimos una serie de funciones de Beat Show. Aquí la propuesta fue que un grupo tocara esencialmente el disco Circa 68 de El Kinto, conjunto que —lo digo a nivel muy personal— fue un cambio sustancial en la música popular uruguaya. 

Cada concierto tuvo invitados: Dino, Jorge Schellemberg, Edu Pitufo Lombardo, y fue realmente una idea acertada y avalada por el público y la crítica. Este año la coproducción que realizamos fue lo que tú mencionaste anteriormente, la función que celebró los 40 años de A Redoblar y constituyó una experiencia muy importante para nosotros. Tuvimos a Mauricio Ubal y su banda estable, La Típica Banda, a la que se sumaron unos cuantos invitados como Laura Canoura, Gonzalo Moreira, Ruben Olivera, Alejandro Ferradás, La Sayago Murga (antes Contrafarsa) y el coro del CCE (Centro Cultural de España). Y ese espectáculo lo grabó TV Ciudad que lo emitió el sábado 14 de diciembre. También el audio de este espectáculo se grabó en vivo, o sea que en este caso pudimos dar el salto de registrar un concierto en su totalidad en audio y video. Creo que fueron fundamentales las experiencias anteriores para haber podido enfrentar sin inconvenientes la organización de espectáculos que fueron verdaderos desafíos.

La función que celebró los 40 años de A Redoblar constituyó una experiencia muy importante para nosotros. Tuvimos a Mauricio Ubal y su banda estable, La Típica Banda, a la que se sumaron unos cuantos invitados.

PA —¿Puede mejorarse todavía la oferta de la sala, con cine por ejemplo?

GP —Si, creemos que es fundamental contar con equipamiento propio para diversas propuestas y la de cine sería esencial, pues los espectáculos artísticos ahora están sumando muchísimo la imagen. Sería un diferencial importante que no solo nos daría la opción de poder hacer algunas muestras específicas de cine, sino que ampliaría enormemente la oferta en el consumo.

Ya el año pasado —en 2018— tuvimos un convenio con el ICAU (Instituto de Cine Audiovisual Uruguayo) y realizamos el programa Pantalla Escolar de escuelas públicas con exhibiciones y charlas sobre cine uruguayo. Y este año exhibimos Ausencia de mí, la película documental dirigida por una realizadora argentina con base a los archivos audiovisuales familiares del genial artista nacional Alfredo Zitarrosa.

PA —Y a todo esto la sala ya ha comenzado a recibir premios.

GP —Es cierto. Recibimos este año el premio Graffiti por la recuperación del lugar histórico, y nos fue entregado por un jurado integrado esencialmente por productores y periodistas culturales. También en junio de 2019 a Sebastián Casafúa le fueron entregados los Graffiti al mejor álbum pop, que se estrenó en nuestra sala, y a mejor solista del año.